De entrada, el capítulo comienza con una de nuestras protagonistas llamada Miyazawa Fuuka, quien desde niña soñaba con ser una idol reconocida. Decidida entró a una agencia de reclutamiento trabajando aduarmente con la esperanza de poder hacerse una carrera en el ámbito del espectáculo.
Pero la industria del espectáculo es terriblemente cruel. Y a pesar su belleza, de su determinación y de su esfuerzo simplemente su sueño no pudo ser.
Triste, al no poder cumplir su sueño de toda la vida, decide regresar a su casa en un lugar llamado Morioka. Por lo que llama a su madre para avisarle que ya está en el aeropuerto a punto de comprar su boleto de regreso.
Su madre, que en ese momento se encuentra fuera en un viaje con el comité del vecindario, nos da a entender que se alegra que se haya salido de la industria, y que ella junto con unos vecinos la esperan.
Comentario que no anima mucho a Fuuka, ya que ella había todo de sí misma para poder hacerse de un nombre en la industria, y el comentario de su madre no tomaba en cuenta lo doloroso que fue para su hija el tener que ser obligada a renunciar a algo que realmente amaba.
Pero eso no era todo, para echarle más sal a sus heridas, la madre de Fuuka le comenta que los vecinos quieren hacerle una fiesta de consolación una vez que llegue. Como si fuera algo que celebrar el hecho de que tu hijo fracasó a pesar del enorme esfuerzo que puso para cumplir sus sueños.
Fuuka claramente se imagina en el lugar sirviendo más como entretenimiento que como una persona a la que hay que consolar. Marcándonos la idea estereotipada de que las chicas idol son simplemente de utileria, que son chicas que sirven para animar una fiesta y servirle la bebida a personas mayormente hombres.
La simple idea de ser una anfitriona no le cae a Fuuka, que en último momento decide irse mejor a Okinawa.
Una vez en Okinawa, decide hacer turismo, en donde se encuentra con una adivina de dudosa procedencia, que aprovechándose de su ingenuidad le lee la fortuna, para después simpatizar con ella y mandándola a lo que vendría siendo su "destino".
Es imposible no querer shippearlas, a pesar de que no sea un shoujo ai o así, pues ya de inicio te dicen que es su destino encontrarse. La serie tiene una narrativa simple pero fluida, acompañada de un trabajo de dirección y de fotografía muy lindo, sin mencionar que a veces incorporar unas escenas muy de ilustración, un trabajo muy bonito para el comienzo de esta serie.
Esta serie me recuerda un poco a Aria, donde mezclan la historia con momentos de slice of life con momentos sobrenaturales, llevándonos a momentos únicos de la animación.
Sin saberlo, Fuuka se embarca en una aventura que cambiaría su vida y la de Kukuru, quien es nuestra otra protagonista.
Kukuro se muestra como una chica alegre y trabajadora. Comentario que hacen sus amigos quienes le recalcan que trabaja demasiado, por lo que ella dice que hay mucho trabajo y que simplemente no se puede dar el lujo de holgazanear.
Nos muestran que Kukuru trabaja en un acuario llamado "Gama, Gama, Acuario", en donde nuestras protagonistas van a encontrarse a causa de un evento misterioso. Kukuru le menciona a Fuuka que en ese acuario pasan cosas "misteriosas", y que probablemente sea a causa de un espíritu al que el abuelo de Kukuru llama "Kijimuna". De acuerdo a la mitología japonesa existen unos seres llamados Kijimuna en la zona de Okinawa, con aspecto de niños pelirrojos.
Un ser que aparece desde el primer momento en la serie, y que parece haberlas reunido, o al menos esa es la impresión que a mi me dio.
Al final se nos revela que Kukuru es la directora del lugar, quien se ofrece para darle un tour por el acuario, y es entonces cuando Fuuka se entera que están contratando para medio tiempo en el acuario, y sin dudarlo se abalanza a Kukuru para pedirle trabajo.
Una escena para shippearlas, hasta el pingüino las shippea.
Y así es como comienza la historia entre ellas dos. Esperamos el siguiente episodio, para ver cómo se va a desarrollar Fuuka en un ambiente como el acuario.
¡Hasta la próxima!
